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Como Disfrutar sus Vacaciones al Máximo. algunos tips



             Cómo disfrutar al máximo tus vacaciones

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 Las ansiadas vacaciones llegaron y con ellas diversas expectativas que, si no son manejadas adecuadamente, pueden convertir nuestras vacaciones de ensueño en vacaciones de terror…

A pesar de que los periodos vacacionales son tan esperados y solemos asociar las vacaciones con un espacio de descanso y confort, todos estamos expuestos al estrés prevacacional y posvacacional. Repasaremos ambos y veremos cómo sortearlos con medidas fáciles de seguir.

El estrés prevacacional se da los días previos al periodo vacacional y se produce cuando ponemos excesivo empeño en vacacionar y dejamos de gastar en todo lo que podemos, sacrificando las actividades de recreación o apretándonos el cinturón del gasto en casa e incluso dejamos de cuidar nuestra salud (suspendemos las visitas al dentista, a terapia, a control de peso) con tal de “darnos unas merecidas vacaciones”. Esta excesiva carga de estrés provoca que días antes de ausentarnos del trabajo estemos con intolerancia al trabajo, que nos moleste hacer las labores que naturalmente desarrollamos y que acabemos más estresados que relajados cuando nos encontremos en camino al destino vacacional que tanto soñamos…

El problema de irnos con estrés no termina en la ansiedad o las alteraciones en el estado de ánimo, pues según un estudio de los niveles de estrés en automovilistas, esta condición provoca que quienes lo padecen presentan mayores niveles de agresividad e impaciencia, lo que deriva en manejar descuidadamente o arriesgando la integridad (rebasar en sentido contrario en una carretera repleta de vacacionistas, riñas con otros conductores o con la familia, no respetar los señalamientos de las carreteras o los semáforos, etc.). Si tomamos en cuenta que las cifras de personas con estrés en las ciudades durante periodos prevacacionales ascienden a más de 70%, estamos ante un grave problema no sólo emocional, sino de preservación de la integridad física.

En cuanto al segundo tipo de estrés, el posvacacional, éste se da cuando cambiamos nuestros hábitos básicos (de sueño, descanso y alimentación) durante el periodo vacacional, de manera que al reincorporarnos a las labores llegamos con alteraciones en el ciclo de sueño vigilia y necesitamos “vacaciones de las vacaciones”, llegándonos a sentir tan mal que incluso nos deprimimos. Y los niños no están exentos de este tipo de estrés, ya que regresan a la escuela con dificultades para concentrarse por desvelarse tanto, comer comida chatarra en exceso o pasarse muchas horas viendo TV.

Todos estos tipos de estrés responden a las falsas expectativas (generalmente alejadas de la realidad o con escasa previsión de posibles escenarios desfavorables) que nos formamos a partir de lo que vemos en los medios publicitarios, donde nos venden la idea de que vacaciones es sinónimo de playa, personas atractivas tomando el sol y todo el mar o los destinos turísticos listos para nosotros y nuestros acompañantes, pero no nos muestran las deudas que adquiriremos para alcanzar ese estilo de vida, o de los malos servicios por la cantidad de turistas que buscan el mismo servicio al mismo tiempo que nosotros, o de las carreteras tapizadas de autos, donde haremos más del triple del tiempo que habitualmente haríamos al mismo destino.

 Por último, a estos tipos de estrés se suma el hecho de que las vacaciones son el periodo donde pasamos más tiempo con la familia. De manera que si nuestra relación el resto del año es distante o la educación de nuestros hijos la dejamos a los maestros no podemos pretender que el ambiente será de cordialidad, encuentro y que de la noche a la mañana nuestros hijos aprenderán a ajustarse a los límites que no les pusimos el resto del año. Y en el caso de las parejas, la cantidad de divorcios o separaciones después de periodos vacacionales es muy elevado; esto no quiere decir que dejemos de salir con nuestra pareja a vacacionar, sino que el resto del año o el tiempo que llevamos con esa relación no tomamos en cuenta que la gente cambia (cada experiencia nos va cambiando), que no somos los mismos que nos casamos o decidimos compartir la vida, y es simplemente la cantidad de tiempo juntos la que nos hace evidente ese desencuentro.Visto lo anterior el panorama vacacional no suena tan alentador; sin embargo, debido a que son nuestras expectativas, capacidad de planeación y disposición (no sólo durante las vacaciones sino ante diversos hechos cotidianos) los que nos meten en ese embrollo emocional es el adecuado manejo de los mismos lo que puede permitirnos disfrutar al máximo de las tan ansiadas y merecidas vacaciones.

¿Qué debemos evitar?

• Imaginar que no hallaremos tráfico si vamos a un destino turístico muy conocido.

•Dejar de pensar que podemos controlarlo todo (ya sea el tráfico, los hábitos de nuestros acompañantes, el ánimo de los demás vacacionistas, los precios de los servicios, o cualquier aspecto que no dependa de nosotros). Si ponemos atención a nuestra vida diaria, realmente no podemos controlar más de 90% de las cosas que nos suceden.

• Tener expectativas irreales de lo que sucederá si no tuvimos una adecuada planeación o si nuestra relación familiar fue distante el resto del año.

• Cambiar nuestros hábitos de sueño drásticamente (de lo contrario terminaremos con el ciclo sueño-vigila alterado y eso nos provocará otras alteraciones en el estado de ánimo al regresar a las labores).

• Alterar nuestra dieta drásticamente (de lo contrario podríamos aumentar hasta 3 o 5 kg en periodos de más de una semana).

• Evita llevar la computadora; tampoco permitas que los niños estén con el X-Box o viendo TV todo el tiempo. Este tipo de actividades sólo harán que pierdas el sentido de las vacaciones: convivir en familia.

 ¿Cómo lograr unas vacaciones de ensueño?

•  Planeemos no sólo gastos y destinos, sino lo que haremos desde la salida de casa. Proyectemos qué juegos, música o actividades podríamos desarrollar durante el trayecto para hacerlo divertido. Por ejemplo, proponer a los hijos “vamos a jugar a adivinar canciones en el trayecto”.

• Hagamos acuerdos (desde antes de salir) para hacer más amena la convivencia con nuestros acompañantes. Por ejemplo, pactemos que hoy conviviremos todos durante el desayuno, iremos juntos a algún sitio; luego yo me voy y te dejo a los hijos o conviviendo un rato con mi familia y luego tú te vas a pasar un rato a solas, y después dejamos encargados a los niños son algún familiar y nos vamos a pasar tiempo juntos. O “muchachos nos ponemos de acuerdo; ustedes 3 vamos a decidir a qué jugamos de tal a tal parte del trayecto”.

• Considera algo importante el fugarte por momentos; eso te permitirá disfrutar más los momentos (que serán muchos) que pasarás acompañado todo el tiempo.

•Vayamos con la disposición de estar abiertos a que pase lo que tiene que pasar: si es tráfico porque todos salen de vacaciones, programar algo divertido como ya dijimos; si es una convivencia prolongada, estar abiertos a pasarla bien.

• Conservemos conductas clave: alimentación (en la medida de lo posible que haya algo nutritivo en nuestra dieta), leamos media hora al día, no alteremos mucho la hora a la que nos dormimos y nos levantamos.

• Estemos abiertos a convivir con la familia, pues pasaremos la mayor parte del tiempo con ellos. Incluso si te cae mal la suegra elige tu actitud desde antes y busca pasarla bien; esa condición sólo durará unos días y de ti depende pasarla lo mejor posible.

En resumen, si vamos a vacacionar con una actitud mental distinta todo (incluso las filas enormes en la carretera o en los restaurantes) se convertirá en el paraíso: si tenemos la actitud abierta a la aventura; esto es, si mantenemos la emoción constante por experimentar cada momento como algo nuevo, las cosas pueden ser maravillosas…

Recibir y Empezar el Año 2016........con mucho más ánimo

Alfredo Gómez



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sujerencias . gracias